Compasión Vs Autocompasión

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La palabra compasión viene del latín “Cumpassio” que significa “acompañar”, “sentir con”, “estar con”.
Es una cualidad esencial que nos conecta profundamente con los demás y nos ayuda a vivir con mayor plenitud y paz interior, requiere entrenar a la mente en desarrollar recursos y habilidades en el modo en que nos relacionamos con los demás y con uno mismo, eligiendo acciones que abran nuestro corazón y nuestra mente.
La compasión entendida como el conectarnos con el sufrimiento, unida al deseo de aliviarlo, y el deseo de que el otro sea feliz es instintiva en los humanos cuando el que sufre es un familiar o alguien cercano.
Aquí tenemos varias definiciones que amplían y conectan con esta virtud humana:

Gonzalo Brito: la compasión es la capacidad de ver el sufrimiento propio y el de los demás junto a la motivación sincera de aliviarlo y prevenirlo. Aunque esta capacidad es innata e instintiva cuando quien sufre es alguien que consideramos parte de nuestro clan, las tradiciones contemplativas sugieren que es posible ampliar nuestro círculo de cuidado más allá de lo instintivo.
Thupten Jinpa: la compasión es una expresión de nuestra facultad mental básica de cuidar, de sentir empatía para aliviar el sufrimiento de los demás a través de una conexión e identificación. La educación en compasión como fuerza de transformación. 
Compassion Institute: la compasión es ser sensible al sufrimiento sintiendo la fortaleza para estar con él y actuar con resiliencia para aliviarlo. La compasión no es solo una intención, ni es sentir lástima o pena.

El dolor y el sufrimiento son parte de la vida aunque en ocasiones sufrimos innecesariamente. El dolor es un proceso fisiológico inevitable; en cambio el sufrimiento es opcional, se puede aligerar y es un proceso psíquico.
Cuando la compasión surge desde el corazón, nuestra mente se libera de los prejuicios y de los estereotipos constituyendo una fuente natural de paz interior y también de auto-cuidado.

La empatía no es compasión
La empatía es la puerta de entrada para ser compasivo, ya que nos permite comprender los sentimientos del otro, pero la empatía por si misma no nos induce a la acción de tratar de aliviar ese sufrimiento tal y como hace la compasión. La compasión es algo mucho más grande que nos lleva a una acción social que nos protege.

Autocompasión

kristin Neff nos dice que en un nivel básico, la autocompasión consiste en ser buenas amigas de nosotras mismas. Existe una clara diferencia entre como tratamos a las personas cercanas cuando atraviesan momentos difíciles:  de forma amable, voz suave y gestos como un abrazo o coger la mano para transmitirle tu me importas a cómo lo hacemos cuando se trata de nosotras mismas: tendemos a juzgarnos y a tratarnos con crueldad, lo más grave es que creemos que está bien hacerlo. El hecho de sentir compasión por nosotros mismos no nos libera en absoluto de la responsabilidad de nuestros actos. Más bien, nos libera del autoodio y autocrítica que nos impide reaccionar con claridad y con equilibrio ante nuestra vida. Siempre que nos sintamos cerrados, dolidos o incapaces de perdonar, podemos empezar a transformar nuestro sufrimiento en compasión con solo inspirar y tocar con el aliento la crudeza de nuestro dolor.
El poeta místico Rumi nos dice: “al tener la mirada puesta en la herida vendada, puede entrar la luz”.
Al entender nuestro dolor eminentemente como una vía de acceso a la compasión, empezamos a despertarnos de la historia de un yo que sufre, que nos tiene encarcelados.

Si nos entrenamos para aprender a ver más allá de las apariencias superficiales, reconocemos que todos somos lo mismo.
“La compasión solo es posible cuando la comprensión está presente” Thich Nhat Hanh, 2007.

La compasión es instintiva en los seres humanos cuando el que sufre es alguien cercano, favorece la comunicación no violenta y mejora las relaciones, produciendo una interconexión profunda, ayudándonos a ver a otros como iguales en nuestra experiencia humana. Esto reduce el juicio y la separación, promoviendo relaciones basadas en el respeto y el apoyo mutuo, recordándonos que todos compartimos sufrimientos, anhelos y esperanzas similares, lo que fortalece la comunidad y la cohesión social. Es una habilidad que se puede entrenar, porque la semilla de la compasión está en cada uno de nosotros.

Los hallazgos científicos y las investigaciones sobre la compasión y la atención plena demuestran sus beneficios especialmente en relación con la salud mental y emocional, ayudando a superar los miedos, gestionado adecuadamente las emociones y aumentando la felicidad de las personas.
La compasión es una de las cualidades humanas más transformadoras. Desde un enfoque psicológico, filosófico y espiritual, esta capacidad de comprender y aliviar el sufrimiento de otros —y de nosotros mismos— tiene beneficios profundos que impactan nuestras emociones, relaciones, salud y nuestra percepción del mundo.

El impacto global de la compasión
Imagínate un mundo donde la compasión sea el centro de nuestras decisiones personales, políticas y económicas. Este simple cambio podría resolver problemas complejos como la pobreza, el cambio climático y la inequidad. Al sanar las heridas del mundo, también nos sanamos a nosotros mismos, porque todos estamos interconectados.
En palabras del Dalai Lama:

«La compasión es la raíz de toda bondad. Al cultivar esta semilla, transformamos nuestra vida y el mundo a nuestro alrededor.»

Fuentes:
CCT. Curso de entrenamiento en la compasión. Escuela Epicuro. Miguel Riutort. 2024.
(Compassion Institute. Universidad Stanford.)

Autocompasión fiera. Kristin Neff. Editorial Paidos. 2022.

Aceptación radical. Tara Brach. Editorial Gaia Ediciones. 2023.

Fotografía: Luca Nardone. Pexels. CC.